Como reparar el daño cerebral producido por el alcohol con la Psilocibina.

Bienvenidos al club de la conciencia “alterada”, donde os acercaremos las noticias científicas más relevantes sobre el potencial de la Psilocibina como herramienta terapéutica indiscutible en diferentes áreas de la Medicina del siglo XXI.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su último informe sobre el alcoholismo nos da una visión certera, pero desoladora de las consecuencias del consumo frecuente de alcohol, que se resumen en los datos siguientes:

· En todo el mundo, 3 millones de muertes cada año son el resultado del uso nocivo del alcohol, lo que representa el 5,3 % de todas las muertes.

· El uso nocivo del alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y lesiones.

· En general, el 5,1 % de la carga mundial de morbilidad y lesiones es atribuible al alcohol, medido en años de vida ajustados por discapacidad (AVAD).

· El consumo de alcohol causa muerte y discapacidad relativamente temprano en la vida. En el grupo de edad de 20 a 39 años, aproximadamente el 13,5 % del total de muertes son atribuibles al alcohol.

· Existe una relación causal entre el consumo nocivo de alcohol y una serie de trastornos mentales y de comportamiento, otras afecciones no transmisibles y lesiones.

· Las últimas relaciones causales se han establecido entre el consumo nocivo de alcohol y la incidencia de enfermedades infecciosas como la tuberculosis, así como el curso del VIH/SIDA.

· Más allá de las consecuencias para la salud, el uso nocivo del alcohol trae pérdidas sociales y económicas significativas para los individuos y la sociedad en general.

Al leer estos datos las mentes bien pensantes estaremos seguras que eso no va con nosotros. Pues no, porque incluso el consumo moderado de alcohol con una frecuencia elevada se asocia con una disminución del volumen cerebral, según algunos estudios recientes. (Topiwala, A. et al. Moderate alcohol consumption as risk factor for adverse brain outcomes and cognitive decline: longitudinal cohort study. BMJ 357, j2353. 2017).

De hecho, cuando estudiamos los efectos del alcohol en el cerebro, naturalmente nos centramos en la pérdida de capacidad cognitiva o demencia. Y esto inevitablemente significa buscar cambios en la memoria. Después de todo, un diagnóstico de demencia se basa en la pérdida de memoria.

Y además ahora sabemos que los lóbulos frontales del cerebro son los más perjudicados por el alcohol en una etapa más precoz que las partes del cerebro asociadas con la memoria.

En los lóbulos frontales se encuentra el control de nuestra personalidad, comportamiento y capacidad de pensar con flexibilidad. (Rao, R., & Draper, B. Addressing alcohol-related dementia should involve better detection, not watchful waiting. The British Journal of Psychiatry, 212(2), 67-68. doi:10.1192/bjp.2017.14)

Después de este repaso a los efectos nocivos del alcohol, todos tenemos claro que es urgente y necesario establecer las medidas necesarias para prevenir el consumo de alcohol y evitar las consecuencias del alcoholismo crónico en las personas que lo padecen.

Las políticas de Salud Pública hacen lo que pueden en lo tocante a prevención. Pero una vez la persona se ha convertido en un adicto al alcohol, hay muy pocas opciones de recuperar para la sociedad a estos individuos, salvo la abstinencia completa. Y todos sabemos la alta tasa de recaídas que se dan en estos casos y que no disponemos de ninguna medida que refuerce la voluntad de permanecer sobrios y así permitir que el cerebro se recupere.

Y en este punto vuelve a aparecer un nuevo estudio para arrojar algo de luz en este tema tan complejo. ¿Y quién es el protagonista de esta historia? Pues un compuesto procedente de diferentes especies de hongos medicinales que responde al nombre de Psilocibina.

Recientemente, el 17 de noviembre, se acaba de publicar un estudio que explica el mecanismo por el cual el alcohol daña específicamente la corteza prefrontal afectando al control de nuestros impulsos, personalidad, raciocinio y comportamiento social. Y como este compuesto es capaz de reparar esa zona dañada y permitir la recuperación completa de nuestro estado cognitivo.

Meinhardt y colaboradores son los responsables de este hallazgo y del ensayo realizado que explica esta función reparadora de estos hongos. (Psilocybin targets a common molecular mechanism for cognitive impairment and increased craving in alcoholism. Meinhardt et al., Sci. Adv. 7, eabh2399. 2021).

En el nuevo estudio, los investigadores se centran en por qué estos medicamentos funcionan a nivel neurobiológico. En estudios anteriores se había identificado un receptor de glutamato específico en las células cerebrales afectadas por el consumo de alcohol. Cuando este receptor está dañado, tiene un efecto dañino en la función cerebral.

Meinhardt sugiere que la pérdida de este receptor llamado “mGluR2”, puede ser una consecuencia importante de la dependencia del alcohol y un mecanismo fisiopatológico clave que media una mayor propensión a la recaída. Y si somos capaces de reparar este receptor evitaremos ambas cosas, la dependencia y la alta tasa de recaídas.

En el nuevo estudio, Meinhardt y sus colegas expusieron ratones al vapor de alcohol para intoxicarlos a niveles similares a los que experimentan las personas con trastorno crónico por consumo de alcohol durante siete semanas. Durante ese período, los investigadores monitorearon el comportamiento de los ratones, así como los cambios moleculares en sus cerebros.

Luego separaron a los ratones dependientes del alcohol en tres grupos y luego dieron a dos grupos la psilocibina:

· Dosis más bajas de psilocibina

· Dosis más altas de psilocibina

· Grupo de control

Durante las siete semanas se confirmó que la expresión del receptor “mGluR2” se redujo en los cerebros de ratones dependientes del alcohol. Esa reducción fue consistente con una menor función ejecutiva y un aumento de los antojos de alcohol.

En otras palabras, volverse dependientes del alcohol resultó en cambios en los cerebros de los ratones, específicamente en la expresión de mGluR2, e hizo que los ratones quisieran más alcohol y fueran menos capaces de resistirse al mismo, además de una reducción en otras funciones ejecutivas.

Pero aquí es donde los datos nos devuelven la esperanza y la emoción de encontrar una sustancia como la Psilocibina que fue capaz de restaurar la función del receptor de glutamato en ambos grupos de ratones que la recibieron.

Pero no sólo eso, el cambio también fue evidente en el comportamiento de los ratones y se confirmó que el grupo de psilocibina recayó aproximadamente un 45 por ciento menos en comparación con los ratones del grupo control.

Estos hallazgos “también podrían usarse en humanos para identificar pacientes con receptor mGluR2 reducido, que preferiblemente puede responder al tratamiento con psilocibina”. En otras palabras, también podría ser útil para determinar, antes de embarcarse en cualquier terapia futura, quién tiene más probabilidades de beneficiarse del tratamiento en primer lugar.

No se conoce actualmente ninguna sustancia que consiga estos resultados tan alucinantes. Ahora falta demostrarlo en un grupo de humanos lo suficientemente grande para que alcance la significación estadística que requiere la Ciencia. Pero a mí no me cabe la duda que, habiendo demostrado en estudios previos su capacidad de generar nuevas neuronas y reparar el tejido cerebral en humanos, consiga obtener los mismos resultados para acabar con una plaga tan dañina como el alcoholismo crónico.

Desde aquí os animo de nuevo a que difundáis este mensaje para que alcancemos la masa crítica necesaria, que nos permita abrir la mente a la evidencia científica, venga de donde venga y evitando todo tipo de prejuicios y viejos dogmas.

Un abrazo del Doc a todos mis queridos socios. Os deseo salud, sabiduría y algo de conciencia alterada en este nuevo comienzo.

Doc Juan Carlos Alonso