Los pueblos indígenas amazónicos; la consideran planta maestra y sagrada; constituye el fundamento del chamanismo, de la medicina natural y de la cosmovisión indígena. En el idioma quechua significa haya: espíritu y huasca:  soga = » Soga de los espíritus «

La ayahuasca se debe tomarse solo en ceremonias rituales de curación y limpieza. Más allá de ser un método de limpieza interior actúa simultáneamente en el cuerpo físico, energético y psíquico.

Es también una puerta de acceso a estados modificados de consciencia, permitiéndonos observar realidades que serían ocultas en circunstancias ordinarias. Esta situación nos da entendimiento para reconciliarnos con la vida, con los demás, con la naturaleza, el universo, con nosotros mismos y con lo divino. Esta contribución es fundamental para una modificación de la conciencia que merece especial y seria consideración porque permite al experimentador sentir y repensar con respecto a sus límites e infinitas posibilidades enérgico-espirituales.

¿Cuáles son las propiedades curativas o beneficios?

La ayahuasca puede ser una terapia efectiva en el campo de la psiquiatría y la psicología en el tratamiento de la depresión y la ansiedad, así como los problemas de personalidad y la esquizofrenia y está siendo estudiada desde hace tiempo por médicos, farmacólogos, psicólogos y psiquiatras de todo el mundo como herramienta para diversos problemas, con especial relevancia en ayudar a los sujetos a romper con los procesos y hábitos dañinos para sí mismos y para otros. De hecho, su uso en tratamientos de desintoxicación y adicciones es un hecho en países como Brasil y Perú configurándose como uno de los tratamientos más punteros para las farmacodependencias. La ayahuasca no es una cura milagrosa en el sentido que uno bebe la poción y todos sus problemas desaparecen dentro de un par de horas. Lo es, sin embargo, en el sentido que el efecto que causa posibilita trabajar con problemas de una forma dinámica y eficaz.
“Los efectos psicológicos del consumo de ayahuasca han sido estudiados por psiquiatras y psicólogos durante varios años. Se determinó que el uso de sustancias psicoactivas presentes en algunas plantas puede modificar los estados de conciencia y producir resultados terapéuticos positivos en el tratamiento de enfermedades tales como la farmacodependencia”. (Zavala López 1995).

La Ayahuasca es medicina.

La Ayahuasca sirve como recurso psicoanalítico y psicoterapéutico para que la persona adquiera conciencia de sus problemas en su verdadero significado. Bebiendo ayahuasca, podemos influir a voluntad en la esencia misma de nuestra más íntima personalidad, perfeccionándose a favor.

Sus componentes:

El cipo Banisteriopsis Caapi contiene Tetrahidroharmina (THH) con sus alcaloides Harmina y Harmalina cuya función en el brebaje es inhibir la encima MAO (monoamino oxidasa), permitiendo entrar al torrente sanguíneo los componentes de las hojas del arbusto Chacruna (Psychotria Viridis), la que contiene el alcaloide Dimetiltriptamina (DMT). Este psicoactivo se halla en el cerebro humano de forma natural siendo también responsable del sueño. Es una sustancia que tiene en su composición bioquímica DMT, usa un mínimo de 2% de DMT en su farmacología para ser considerada droga alucinógena.

La ayahuasca tiene 100 veces menos de DMT de lo que es estipulado por la Ciencia; pues, su composición farmacológica padrón es de 0,02% de DMT, por lo tanto y de acuerdo con los parámetros científicos internacionales, la ayahuasca no pude considerarse droga, de tal forma que no está en la lista de sustancias prohibidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

¿Es una droga, es adicitiva?

Existen muchas investigaciones científicas sobre la química de la ayahuasca y sus efectos fisiológicos, pudiendo afirmar lo siguiente: la toxicidad es nula; el consumo dentro de un contexto controlado carece de efectos secundarios y no genera adicción, siendo uno de sus usos precisamente el tratamiento de las dependencias en la desintoxicación de toxicomanías. Por más que contiene un componente ontogénico (DMT), la Ayahuasca no puede ser considerada una droga. Su consumo nunca se da fuera del contexto ritual de características sagradas, espirituales y terapéuticas; se produce una profunda introspección que revela vivencias agradables o reprimidas, por lo que el uso lúdico, recreativo o la dependencia es improbable e inapropiada. En lugar de generar adicción provoca el efecto contrario debido al sabor desagradable del brebaje y la profundidad de la experiencia, siendo necesario un tiempo entre cada toma para asimilar lo sucedido e integrar lo aprendido.
“Es la herramienta que permite abrir y recorrer un camino de conocimiento y de salud. (…) Afortunadamente no ha saltado la barrera hacia el consumo masificado. Sus efectos son demasiado solemnes para personas que sólo buscan experiencias frívolas”. (Febrícula 2001)

¿Qué esperar de una ceremonia de ayahuasca?

No hay ceremonia buena o mala, sino mal comprendida. Es fácil tomar ayahuasca, lo difícil es entender lo que viene después. El reto de la persona es entender los verdaderos significados de las visiones que nos muestran las plantas y poder utilizar este aprendizaje en nuestra vida diaria, por ello, antes de realizar una sesión, siempre recomendamos al experimentador, que no forjen expectativas “maravillosas y mágicas” de experiencias ajenas, porque no siempre resulta así, ya que cada persona tiene su propia experiencia. No hay nada más equívoco que esperar tal o cual cosa de una ceremonia, puesto que al mantener la atención fija en una esperanza mental no dejará espacio para lo que se presente a la hora de la verdad. Antes de realizar una ceremonia de ayahuasca, se recomienda a la persona mantener la mente libre de prejuicios y miedos y el corazón abierto; asimismo, debe prepararse mental, emocional, física y espiritualmente.
 

A la ayahuasca se le denomina:

Doctora porque cura.

Maestra porque enseña. 

Abuela porque guía. Da Poder, Saber y Visión.